sábado, 16 de abril de 2016

5ª - Los días seguían pasando...


 Aburridos (antes de la "Pascua Dolorosa")

Por lo que pude leer de varios autores, a más de lo que nos contaban los allí ya presentes, hasta el lunes 5 de abril el Dpto. de Investigaciones era un departamento con "full service", porque aparte de las facilidades habituales, incluyendo las "habitaciones superiores" para los huéspedes ya antigüos, en el mismo Dpto. también se realizaban los "interrogatorios profundos".

Pero a partir del martes 6, era tal la cantidad de gente en ese edificio, las mujeres en las salas de recepción del frente, nosotros en esa pieza que alguna relación con la cocina tenía, más las personas en los pasillos, y más gente desparramada por todas partes, parece que les entró una especie de "delicadeza" y "recato", que los "interrogatorios profundos" ya no se realizaban allí.

El gran miedo, sobre todo en los dos o tres primeros días, era cuando venían a buscar a alguien para llevárselo a la esquina de Ntra.Sra. de la Asunción y Pdte. Franco, donde funcionaba el Dpto. de Vigilancia y Delitos, y esa búsqueda era casi siempre a la madrugada. "Sé que me acuesto acá y ahora, será que me despertaré otra vez acá mañana??" era la pregunta existencial a la noche, sobre todo al inicio de la "estadía".

Días normales (y aburridos)

El problema era qué hacer entre el desayuno (6:30 - 7:00 AM) y el almuerzo al mediodía. así como entre el almuerzo y la hora del baño, seguido de la merienda-cena. Teníamos que estar sentados en el suelo (no necesariamente sobre el piso), podíamos hablar entre nosotros, pero obviamente no podíamos reirnos a carcajadas ni tampoco hablar muy fuerte. No podíamos levantarnos, salvo para ir al baño o para buscar algo de nuestra "mesa común". Aunque el "toque de queda" era temprano, a eso de las 19:30, yo al menos decía "Uff, al menos ahora puedo cerrar los ojos..."

Había una medida que la tomaban por pura maldad (la palabra exacta es mbore), y era que no podíamos dormitar, si nos descubrían entre-cerrando los ojos, ya salía el grito "Aquel que está durmiendo, despiértese pues, qué es lo que se cree!!!"

En aquel entonces Federico, Eduardo y yo fumábamos, y por suerte siempre dejaron que nuestros familiares nos enviaran cigarrillos, incluso cuando prohibieron la entrada de comida. En una ocasión empecé a "moquear" y pude enviar una esquela (controlada obviamente) donde pedía que me enviaran antigripales, gotas nasales, Mentholatum y pañuelos, cosa que hicieron y me los entregaron sin problemas. En esos días de chorrearme las fosas nasales, como era mi costumbre agarro un poco de papel higiénico y me sueno la nariz, uno de los "veteranos" me reta "Cómo vas a usar papel higiénico para eso, y si después cortan la entrada???, usá tu mano o esos papeles viejos de diario!!!", no tuve más remedio que otorgarle la razón y prometer no volver a hacerlo.

Un personaje fuera de lugar

Una mañana entra un guardia a nuestra pieza, llama a uno de nosotros y le ordena que se presente allí nomás a lado, en el Casino de Oficiales para algo. No sabíamos para qué.

Después de unos 5 minutos regresa el hombre, éste le indica a otro que vaya allí, y él se sienta junto a nosotros, le preguntamos qué era lo que pasaba, y nos responde que era un fichamiento nomás.

Así iban pasando hasta que me tocó el turno a mí, me acerco hasta una mesa donde estaba un oficial de policía, arriba de los 40 años, perfectamente uniformado, con la corbata reluciente y la cara recién afeitada. Había sido que venía del Dpto. Central de Policía para hacernos otra ficha a todos nosotros.

"Tome asiento", me indica y me siento frente a él, "cuál es su gracia?" me pregunta, "cómo?" le pregunto yo, él me responde "su gracia..., su nombre". Me tomó totalmente descolocado, esa era la primera vez en mis 19 años que escuchaba la palabra "gracia" como sinónimo de nombre personal.

Tenía todo el equipamiento para tomar huellas dactilares, cosa que hace conmigo, me hace firmar una ficha, me pregunta algunos datos filiatorios, siempre con un tono calmado de voz, y finalmente me dice "Eso es todo", y por un momento pensé que me iba a decir algo como:"Discúlpeme por su tiempo", obviamente que no lo hizo, pero su última frase, de nuevo con tono tranquilo fue "Puede retirarse". Tal cual dije: totalmente fuera de lugar.

"El Jefe quiere hablarme"

Un día lo traen a un indivíduo de entre 35 y 40 años, perfectamente trajeado, se sienta con nosotros en una silla (de las del comedor), en el pórtico más alejado del corredor. Le preguntamos si por qué le habían traído, y con un acento cubano nos dice que el jefe (Pastor Coronel) quería hablar con él.

Se llamaba Ciro, y aunque era cubano de nacimiento, se había nacionalizado norteamericano, y antes de vivir en Paraguay residía en USA. Cuando se supo la verdad de su apresamiento, había sido que uno de sus competidores comerciales, sabiendo que era cubano, y así como estaban las cosas, lo denunció como "comunista". Los policías le dijeron que "el Jefe quería hablarle" y lo llevaron, por eso fue trajeado al Dpto.

Pasaron varios días, el traje ya se lo sacó, se estaba convenciendo que estaba detenido también como todos nosotros, hasta que apareció el cónsul de EEUU para entrevistarlo, les prepararon una mesa con dos sillas en el comedor, dos policías estaban allí controlando, Ciro y el cónsul hablaban en inglés. "Qué le dijo, qué le dijo?", le preguntaron después de una pregunta del cónsul, "de si cómo me estaban tratando aquí", y los policías le ordenaron "dígale que bien, dígale que bien..."

Lo último que podía ser este hombre era comunista, era un anti-castrista declarado, y sin llegar a ser combatiente, colaboró con la CIA en un puesto de soporte operativo cuando la invasión de USA a Bahía Cochinos. O sea que comunista..., na' que ver.

Habeas Corpus???, ja ja ja, era la respuesta oficial, así que sus familiares de alguna manera pudieron contactar con gente de la CIA (en USA), allí fue escalando la cosa hasta que uno de los capos le llamó a Anastasio Somoza (presidente de Nicaragua en ese entonces), éste le llamó a Stroessner y le reclamó el por qué un soldado por la libertad estaba preso en Paraguay, un llamado final de Stroessner a Pastor Coronel y al fin lo liberaron. Todo por una denuncia infundada, motivada por celos comerciales.

La alternativa al aburrimiento

Cuando uno consideraba lo que habían pasado algunos de nuestros compañeros de celda cuando los agarraron, y lo que seguían pasando tanto ellos como algunos que iban entrando, parece increíble que lo único que nosotros cuatro queríamos era "estar presos nomás", como dije?, tal cual: "Estar presos nomás"

Una alternativa era tomar el "paquete completo", que precisamente aburrido no era, y se desarrollaba mayormente tan solo a 50 metros de allí.

Las ofertas incluían hidro-masajes, electro-estimulación, termo-terapia, "nail-lifting" (uñas levantadas) y masaje corporal profundo.

Por favor, de ninguna manera quiero que se tome el párrafo anterior como una trivialización de todo lo que tuvieron que pasar y sentir en su humanidad muchos compatriotas, en forma de bañeras de tortura, picanas eléctricas, quemaduras con cigarrillos, arranque de las uñas con tenazas, y golpes de todo tipo, con puños, palos, cintos y lo que estuviera al alcance.

Como decía en el primer párrafo de este apartado, dadas las alternativas, queríamos estar "presos nomás".


No hay comentarios.:

Publicar un comentario